la imaginación -decía hegel- es un soñar con los ojos abiertos, o durmiendo, vacío y privado de verdad.
entre 1804 y 1805, continuaba su disertación, adentrándose todavía más en esa noche oscura:
“…el hombre es esa noche, esa pura nada, que lo contiene todo en su simplicidad, una infinita riqueza de muchas representaciones e imágenes… en fantasmagóricas representaciones todo en torno es noche y de pronto salta aquí una cabeza ensangrentada, allá otra figura blanca y de modo igualmente imprevisto se desvanecen. esa noche se mira cuando se mira fijamente en los ojos de un hombre –dentro de una noche que se hace espantosa; aquí para cada uno está suspendida contra la noche del mundo”.
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